varía un poco lo aquí descrito, y algunos terapeutas pueden indicar a sus pacientes medidas y conceptos no descritos en esta guía, sin que esto indique
FRECUENCIA Y RITMO DE LAS DOSIS
La potencia no se incrementa por tomar más gotas por dosis, sino por una administración más frecuente y consistente. En la mayoría de los casos, las esencias se deberian tomar de cuatro a seis veces al día, aun cuando esta frecuencia puede incrementarse en los casos más agudos o de emergencia a una cada hora o a una frecuencia aún mayor, cada 10-15 minutos. Por otra parte los niños y/o personas muy sensibles pueden requerir disminuir la frecuencia de las dosis a una o dos veces al día.
Aunque las esencias pueden utilizarse durante períodos cortos en casos agudos, su uso ideal es a largo plazo para obtener un cambio estable y profundo a nivel emocional. En este nivel, el ciclo más común para el uso de una esencia es de 4 semanas o un mes, un intervalo temporal que se correlaciona poderosamente con el cuerpo astral o emocional. Períodos de siete o catorce días pueden resultar significativos también en el proceso de crecimiento. Para cambios particularmente profundos pueden necesitarse varios ciclos de un mes. Sin embargo, en la mayoría de los casos, podrán advertirse cambios en aproximadamente un mes o antes. Después de este intervalo suele convenir reformular o reevaluar la combinación de esencias florales. Recomendamos continuar el uso de una fórmula o de al menos dos de las esencias principales de la misma por un período más allá del momento en que se advierten los cambios. Así se posibilita el “anclaje” de las esencias en un nivel de conciencia aún más profundo.
USO EN PERSONAS SENSIBLES AL ALCOHOL
Muchos alcohólicos en proceso de recuperación y otras personas sensibles al alcohol han obtenido grandes beneficios por el uso de esencias florales. Aun cuando los remedios florales utilizan coñac como conservante a nivel del concentrado, se han obtenido resultados exitosos al diluir las esencias al nivel del frasco de diluido dosificador, sin utilizar alcohol. Los métodos de dilución aseguran que el alcohol ingerido resulte insignificante tanto química como fisiológicamente, aproximadamente una parte en 600 cuando se diluye en un frasco de diluido de 30 ml, o una parte en 4.800 en un vaso de agua de 240 ml . Los cuatro métodos detallados a continuación han demostrado ser eficaces:
- Usar de dos a cuatro gotas del concentrado en un vaso grande de agua o zumo de frutas, remover y tomar a sorbitos.
- Preparar las esencias en un frasquito de diluido, pero usar de 1/4 a 1/2 frasco de vinagre de sidra de manzana o vinagre de miel como conservante en lugar del brandy.
- Preparar las esencias en un frasquito de diluido, llenando de 1/3 a 1/2 frasco con glicerina vegetal, que es un derivado del aceite de coco.
- Se puede prescindir del conservante si el frasco de diluido se guarda en el refrigerador o se utiliza por un período corto ( hasta una semana )
Las flores carecen de efectos secundarios, no interferieren con otras medicinas ni provocan efectos de habituación y mucho menos, intoxicaciones por sobredosis.
Tambien recordar que no existe un tiempo definido para su utilización, ya que dependera de cada persona, de su grado se sensibilidad, del tiempo que arrastra el problema, y del problema en sí mismo, aunque por regla general en no más de un mes se empiezan a ver resultados.
PREPARACIÓN DE UN FRASCO PARA EL TRATAMIENTO
En un frasco limpio de 30 ml con gotero o atomizador, agregue brandy (entre 1/3 y 1/4 del frasco) como conservante. Añada 2 gotas de cada Remedio Floral de Bach hasta el número 7. Llene el frasco casi hasta el borde con agua mineral (sin gas, no destilada).
Coloque cuatro gotas en la boca 4 veces al día. También puede añadirlas a un vaso de agua y beberlo a intervalos. Si usa Rescue Remedy, agregue 4 gotas al frasco.
Las Flores de Bach y el origen de la enfermedad
Uno de los aspectos más notable de la terapia floral de Bach es la búsqueda y el tratamiento del origen verdadero de la enfermedad. Cuando nos enfermamos, normalmente buscamos un remedio rápido y eficaz para sentirnos mejor, pero casi nunca nos ponemos a pensar en el verdadero origen de esta enfermedad. Por ejemplo, si nos da gripe, normalmente lo asociamos con algo externo, como lo es el virus de la gripe o el que nos hayamos mojado, tomado una nieve o salido a la calle una noche en que hacía frío. Estos factores pueden ayudar a que nos enfermemos, pero no siempre que nos mojamos o convivimos con una persona con gripa nos enfermamos, así que debe de haber otro factor, y ése es el factor emocional.
Cada vez son más las investigaciones que comprueban lo establecido por el Dr. Bach: las emociones tienen un efecto profundo en nuestra salud. No solo afectan al sistema inmunológico, sino que crean predisposiciones a muchas enfermedades. Prácticamente a cada enfermedad se le ha asociado una emoción negativa.
Por ejemplo, emociones como el odio, la envidia y el resentimiento están relacionados con enfermedades como el cáncer y la diabetes. Las enfermedades de la piel se relacionan con la falta de autoestima. Siempre que hay cambios en el estilo de vida hay tensión emocional, lo cual debilita el sistema inmunológico, que a su vez propicia el desarrollo de enfermedades.
Es allí donde las flores de Bach muestran su valor. No solo sirven para resolver el problema emocional, sino también la causa emocional de la enfermedad. Mientras algunas terapias pueden simplemente aliviar los síntomas, las flores de Bach resuelven su verdadero origen. No por esto debe de dejar de tratarse la enfermedad a nivel físico, pero si no se resuelve el problema emocional, es muy probable que con el paso del tiempo el problema físico vuelva a aparecer.
Una vez que entendemos que las enfermedades tienen su origen en las emociones, podemos analizarnos a nosotros mismos hasta encontrar cuales fueron las emociones que provocaron la enfermedad. Por ejemplo, si tenemos gripe, podemos recorrer las emociones y experiencias del pasado que nos han llevado a esta enfermedad. Puede ser una simple tensión emocional pasajera, por aspectos familiares, escolares, o de trabajo, pero lo suficientemente poderosa como para debilitarnos lo suficiente para que la enfermedad física se presente. Una vez que tomamos conciencia de ello, es más fácil y rápido superar la enfermedad.
De esta forma, podemos entender a las enfermedades no como castigos o errores, sino como oportunidades para superarnos emocionalmente. Lo más deseable es que continuamente nos analicemos para conocernos a nosotros mismos, superando así nuestras limitaciones y alzando una mejoría personal. Pero si no nos autoanalizamos, entonces aparece la enfermedad, como si nuestro yo interno nos dijera: “¡Oye, me estás descuidando!”
Ahora, no siempre es fácil identificar esas emociones, y mucho menos superarlas. Entonces usamos las flores de Bach, ofreciendo al cuerpo un estímulo adicional para superar nuestros miedos, resentimientos y traumas, por ejemplo.
Cuauhtemoc F Ramirez Arriola



